Julio Polaina nos cuenta la verdad sobre la lactosa

¿Merece la pena pagar más por los alimentos “sin lactosa”?

El suplemento digital de La Buena Vida del diario El País ha recopilado información sobre un tema tan actual como son los productos sin lactosa. Julio Polaina, investigador del IATA, del departamento de biotecnología de los Alimentos ha explicado al diario algunos aspectos básicos para desmontar algunos mitos que se generan en torno a este azúcar natural que contienen algunos alimentos.

Es importante saber que no todos los alimentos lácteos contienen lactosa, y algunos productos como los yogures, el kéfir o la mantequilla son aptos para intolerantes ya que los procesos de elaboración de algunos derivados lácteos hacen que la lactosa desaparezca del producto. Por eso comprar productos "sin lactosa" es, excepto para intolerancias muy extremas bien diagnosticadas por un especialista, innecesario y muchas veces más caro.

Polaina explica: “La intolerancia adulta a la lactosa es una característica normal de nuestra especie", pero en aquellos pueblos que se dedicaban al pastoreo han conseguido adaptarse al medio, ya que la leche era un alimento fundamental de su dieta y algunos de estos pobladores tenían una mutación genética que hacía que su intestino delgado siguiera produciendo lactasa (la enzima del intestino delgado que se encarga de dividir la lactosa en dos azúcares para poder ser absorbidos) en la edad adulta, lo que les dio una ventaja evolutiva, pues podían alimentarse mejor que sus vecinos y vivir más.  

Por eso hoy, la mayoría de nosotros somos descendientes de aquellos primeros pastores y por eso entre el 70% y el 50% de los españoles seguimos produciendo lactasa de mayores.

Además, es importante remarcar que, según los datos recogidos por la Fundación Española del Aparato Digestivo, "gran parte de estos pacientes llegan a tolerar hasta unos 12 gramos de lactosa diarios, lo que equivale a un vaso de leche".

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