Entrevista. El IATA tras el confinamiento. Josep Vicente Mercader

El IATA empieza a retomar su actividad investigadora paulatinamente en las últimas semanas. Hemos hablando con el personal investigador para que nos cuente cómo se recupera la normalidad y cómo ha afectado este parón a sus proyectos de investigación.

Esta semana entrevistamos a Josep Vicent Mercader, quien, junto con Antonio Abad, dirige el grupo de “Inmunotecnología Analítica de Alimentos”

 

La línea de trabajo de Antonio Abad y Josep Vicent Mercader se basa en el desarrollo de métodos analíticos rápidos basados en anticuerpos para la detección de residuos químicos (plaguicidas, reguladores del crecimiento, aditivos, antibióticos), toxinas y contaminantes orgánicos en alimentos y muestras medioambientales.

Su misión es dotar a las empresas y al sector productivo hortofrutícola de herramientas analíticas útiles que permitan mejorar la calidad de los alimentos y contribuir a una menor exposición de los consumidores a sustancias potencialmente perjudiciales para la salud.

Pregunta: Vosotros sois uno de los grupos que no ha podido parar la investigación a lo largo del confinamiento. ¿En qué estáis trabajando? ¿Por qué os ha sido imposible parar?

Respuesta: En nuestro laboratorio llevamos a cabo actividades tanto de investigación como de desarrollo. Nuestros proyectos de investigación se focalizan en el diseño de nuevas moléculas que nos permitan generar anticuerpos de elevada afinidad y especificidad contra contaminantes químicos en alimentos. Estos biorreceptores los utilizamos para el desarrollo de nuevos métodos analíticos rápidos que contribuyan a garantizar la calidad y seguridad de los alimentos. En definitiva, investigamos metodologías alternativas o complementarias a las disponibles actualmente que permitan la determinación de contaminantes tóxicos de manera rápida y económica, que sean portátiles y sencillas de utilizar, pero que a la vez sean fiables, es decir que tengan la suficiente sensibilidad y robustez. Para la obtención de los anticuerpos empleamos animales de laboratorio y generamos nuevas líneas celulares que los producen. Estos estudios los llevamos a cabo gracias a proyectos de investigación de convocatorias públicas, y también tenemos contratos con empresas tanto de I+D como de servicios científico-técnicos.

Y esto explica un poco por qué no hemos podido parar completamente durante el confinamiento. En realidad, el laboratorio estuvo prácticamente cerrado durante todo el período del Estado de Alarma. Al inicio del confinamiento teníamos en marcha varias tesis doctorales y otros trabajos de investigación que se paralizaron totalmente. Sin embargo, teníamos animales inmunizados para producir anticuerpos desde hacía muchos meses que no se podían abandonar. Además, habíamos logrado generar unas líneas celulares únicas en el mundo, capaces de producir anticuerpos monoclonales para ciertas toxinas, que era necesario estabilizar para que no se perdiesen. Por otro lado, teníamos compromisos ineludibles con empresas extranjeras que había que atender. Por todo ello, los responsables del laboratorio estuvimos viniendo el tiempo mínimo indispensable durante el confinamiento. El resto de actividades se reanudaron recientemente cuando el personal del laboratorio ha podido reincorporarse.

 

P: El IATA donó prácticamente todo el material de laboratorio a las instituciones sanitarias ¿Ha supuesto algún problema para vosotros la adquisición de material?

R: En absoluto. Como te he comentado el laboratorio estaba prácticamente cerrado. Las únicas instalaciones que hemos mantenido en marcha han sido las del laboratorio de Cultivos Celulares. Por tratarse de procesos muy largos y críticos siempre disponemos de un stock de material importante para evitar imprevistos, por lo que no hemos tenido necesidad de adquirir nada durante el confinamiento.

 

P: Recientemente habéis desarrollado anticuerpos capaces de determinar micotoxinas en alimentos que habéis patentado y licenciado a alguna empresa o están a la espera de patentar o licenciar. ¿En qué situación se encuentran estos estudios actualmente? ¿Por qué son tan perjudiciales estas micotoxinas y dónde podemos encontrarlas y qué puede producirnos cuando las ingerimos?

R: En los últimos años hemos depositado y licenciado diversas patentes, algunas de ellas para proteger ciertas innovaciones logradas en nuestro laboratorio en el área de la química analítica de micotoxinas. Concretamente se trata de nuevas moléculas que hemos diseñado y nuevos anticuerpos que se han generado frente a ocratoxina A y patulina. Actualmente estamos preparando también una patente para la familia de las aflatoxinas. Todas ellas son toxinas que pueden estar presentes en alimentos debido al crecimiento de ciertos hongos durante la producción, almacenamiento o distribución de los alimentos. Sus efectos sobre el organismo son diversos, pero sobre todo afectan al riñón y al hígado produciendo fallos orgánicos y en última instancia incluso cáncer. Por lo tanto, resulta interesante disponer de métodos analíticos rápidos para su detección en alimentos.

En el caso de ocratoxina A se trata de una micotoxina encontrada frecuentemente en vino, si bien afortunadamente las cantidades que se encuentran de forma habitual no son preocupantes. No obstante, el cambio climático está provocando un incremento de la presencia del hongo productor en viñedos lo que podría conllevar un aumento de los niveles de esta toxina. Por otro lado, la patulina es una micotoxina muy frecuente en manzanas y productos derivados de esta matriz alimentaria. En este caso preocupa particularmente porque la manzana, así como sus zumos y compotas, son altamente consumidos por la población infantil.

 

P: ¿Qué otros métodos habéis desarrollado a lo largo de vuestra carrera?

R: Como te acabo de comentar, nuestros proyectos se han focalizado últimamente en el estudio y desarrollo de nuevos métodos para el análisis rápido de micotoxinas en alimentos, pero en general el objetivo de nuestro laboratorio es cualquier tipo de contaminante químico potencialmente presente en alimentos.

Además, también hemos desarrollado métodos de análisis para una toxina producida por un alga de agua dulce, la anatoxina-a, para la que somos los únicos que poseemos inmunorreactivos (anticuerpos y bioconjugados). Esta tecnología está patentada y ha sido transferida a la industria.

Por otro lado, en los últimos años hemos desarrollado numerosos métodos de análisis para la determinación de residuos de muchos fungicidas de diferentes familias en alimentos. Probablemente seamos el grupo de investigación que más métodos inmunoquímicos ha desarrollado a nivel mundial para la determinación de este tipo de plaguicidas. También hemos licenciado los inmunorreactivos específicos de un insecticida y de un antibiótico.

Algunos de estos desarrollos han sido también transferidos a la industria. Como resultado, el IATA posee una importante colección de bioconjugados y anticuerpos frente a un gran número de sustancias contaminantes, lo que nos permite establecer colaboraciones con empresas interesadas en explotar estos reactivos, así como participar en proyectos de I+D con otras instituciones científicas.

Enlace para ver la entrevista en vídeo